China polariza con Estados Unidos y avanza en Medio Oriente reconfigurando el tablero mundial

Redacción RPG

La intervención del gobierno de China puso fin al enfrentamiento entre Irán y Arabia Saudí quienes reestablecieron sus relaciones diplomáticas luego de siete años. Este acercamiento no sólo tiene consecuencias religiosas para la región, ya que ambos países representan a las dos corrientes mayoritarias del Islam (chiítas y sunitas), sino también económicas.

Desde 2017 China se convirtió en el mayor importador de petróleo de Medio Oriente, un recurso energético esencial para sostener su industria, producción y consumo. En este momento Arabia Saudí (antiguo aliado de Estados Unidos) es el principal exportador de crudo a China, mientras que Irán formaría parte del demorado proyecto impulsado por el gigante asiático conocido como “Ruta de la Seda”.

A la guerra comercial tecnológica entre Estados Unidos y China que alcanzó su apogeo durante la presidencia de Donald Trump, se suma ahora un enfrentamiento por la energía y el precio de los alimentos que se dispararon luego de la invasión rusa a Ucrania. El entendimiento entre Irán y Arabia Saudí no sólo fortalece la influencia de China en la región sino que reconfigura el tablero mundial en detrimento de Estados Unidos, principal socio de la OTAN.

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