El plan siderúrgico nacional que Savio presentó a Farrell y con Perón se convirtió en Somisa
Por Fernando Del Corro
El 24 de enero de 1946 el entonces presidente Edelmiro Julián Farrell recibió el proyecto de ley elaborado por el general Manuel Nicolás Aristóbulo Savio cuyo objetivo fue la concresión del “Plan Siderúrgico” destinado a “crear una real capacidad para la producción nacional de acero, en condiciones tales que aseguren el desenvolvimiento de la siderurgia argentina y su ulterior afianzamiento”.
“La actividad industrial que encara este plan es vital, la necesitamos, como hemos necesitado nuestra libertad política, como hemos necesitado en su oportunidad nuestra independencia”, precisó Savio en esa oportunidad remarcado que “La industria del acero es la primera de las industrias; y constituye el puntal de nuestra industrialización”. Dicho “Plan Siderúrgico” incluía producir acero en el país utilizando materias primas y combustibles argentinos y extranjeros en la proporción que resultara más ventajosa económica y técnicamente, tratando de mantener activas las fuentes nacionales de minerales y de combustibles; suministrar a las industrias de transformación y terminado de acero en calidad y costos adecuados; fomentar la instalación de plantas de transformación, y afianzar el desarrollo de la industria siderúrgica argentina.
Para que el plan se cumpliera se contaba con yacimientos de hierro en explotación y plantas del Estado existentes en este momento; la planta de la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA) que se creaba por esa misma ley, más otras plantas de sociedades mixtas que pudieran crearse, y las plantas de transformación y terminado de productos de acero del capital privado. Así fue como el 21 de junio de 1947 el Poder Ejecutivo Nacional, siendo ya presidente Juan Domingo Perón, promulgó el “Plan Siderúrgico” convertido en la Ley N* 12.987, nombrando a Manuel Savio como presidente de la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina.
Al respecto se decidió la ubicación de la planta siderúrgica en Punta Argerich, sobre el río Paraná, en el partido de Ramallo, Provincia de Buenos Aires. El 13 de marzo de 1948, en su carácter de presidente de SOMISA, Savio suscribió el contrato con la Armco Argentina, por el cual se encargaron los planos y estudios, la supervisión de la instalación y de la puesta en marcha de la planta a instalarse.
El 26 de junio de 1948, el directorio de Somisa aprobó el plan definitivo presentado por Armco, optando por un complejo para elaborar 500.000 toneladas de productos semiterminados de acero. Pero hete aquí que el 31 de julio de ese mismo 1948 Savio murió víctima de un paro cardíaco. Como es habitual en una cultura necrófila se estableció que todos los años en esa fecha se conmemorase el “Día de la Siderurgia”. Nacido el 15 de marzo de 1893, Manuel Savio contaba para entonces con 64 años durante los cuales había desarrollado una actividad vital como que ya a partir del 24 de diciembre de 1936 había sido director de Fabricaciones Militares.
En los hechos el general Savio fue el natural heredero del sanjuanino fray Luis Beltrán, el franciscano de brillante labor como fabricante y organizador de la artillería del Ejército de los Andes que liderara el general José Francisco de San Martín. Savio, quién afirmara que “la industria del acero es la primera de las industrias y constituye el puntal de nuestra industrialización. Sin ella seremos vasallos”, fue el primero de los ingenieros militares que realizó un claro planteo acerca de la relación entre la defensa nacional y el desarrollo industrial.
De hecho su pensamiento se entroncó con el desarrollado un cuarto de siglo antes por el general, también ingeniero, Enrique Carlos Alberto Mosconi, a través de la creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) durante la presidencia de otro gran industrialista como Máximo Marcelo Torcuato de Alvear, como parte de la transformación de la economía argentina, basada en las exportaciones agrícola-ganaderas, en otra asentada en la actividad manufacturera.
La infausta circunstancia del fallecimiento del general Savio paralizó durante casi una década la puesta en marcha de lo hasta entonces programado. Se sucedieron alrededor de diez años de gobiernos del propio Perón y del gobierno cívico-militar de la autodenominada “Revolución Libertadora” para que recién en 1958 el presidente Arturo Frondizi retomase la iniciativa para lo cual recurrió a un préstamo de 60 millones de dólares estadounidenses, equivalentes a más de u$s 2700 millones actuales, del Export and Import Bank of United States of America (Eximbank).
Préstamo que ya le había sido concedido a Perón en 1955. Con esos fondos se adquirieron los equipos y los servicios, en los Estados Unidos de América, para la instalación de la que se llamó “Planta Siderúrgica General de División Manuel N. Savio”, instalada en Punta Argerich, en la que el 20 de abril de 1960 se lograse el primer deshornado de coque para su uso en la metalurgia; el 20 de junio siguiente la primera colada de arrabio, y el 5 de mayo de 1961 la primera de acero.
Habían pasado trece años desde que Perón promulgase la Ley N* 12.987 cuando el 25 de julio de 1960, el presidente Arturo Frondizi encabezó la inauguración oficial de la planta de SOMISA. Empresa que fue privatizada en 1992 bajo la denominación de “Acero Paraná”, como parte del Grupo Techint, bajo la presidencia de Carlos Saul Menem y siendo interventora María Julia Alsogaray.