El discreto encanto de la oligarquía
Por Pablo Sartirana
Los orígenes históricos de la oligarquía se remontan a la ley de Enfiteusis rivadaviana que en 1826 otorgó a un puñado de familias patricias las tierras más fértiles de la pampa húmeda. Por ellas deambula el ganado salvaje que había llegado con los españoles del siglo XVII. Tierras fértiles y ganado, los dos elementos constitutivos de esta clase social estarán presentes desde su aparición.
Uno de estos terratenientes, Nicolás Anchorena, en sociedad con su primo Juan Manuel de Rosas y Juan Nepomuceno Terrero, organizan el primer saladero en la actual localidad de Quilmes. Un negocio novedoso para la época, que hoy consideraríamos aborrecible, consiste en enviar una flota de goletas y sumacas a las salinas del Sur para luego vender carne seca a los esclavos de Brasil. Es el auge de los saladeros.
Hacia 1877 Argentina logra concretar el primer envío exitoso de carne congelada a Europa gracias al sistema de enfriamiento de Charles Tellier, que será perfeccionado con los años. Del ganado cimarrón se pasa al refinamiento de las razas. El novedoso chilled y el roast beef hacen furor en las sobremesas inglesas, mientras que en Argentina los frigoríficos, ferrocarriles y bancos son extranjeros.
A comienzos del siglo XX la oligarquía argentina atraviesa su edad dorada. Sus viajes de placer al Viejo Mundo y sus extravagancias de nuevos ricos son la comidilla de algunas cortes europeas; su despilfarro se convierte en material literario. Económicamente subsidiaria de Inglaterra y espiritualmente de Francia, nada parece perturbarla. Su arrogancia de clase será puesta a prueba un “jueves negro” de 1929.
La Gran Depresión originó, entre otras cosas, el Tratado de Ottawa de 1932 por el cual el Imperio Británico suspende las importaciones de carne desde Argentina. La fiesta parece llegar a su fin. El gobierno que derrocó a Hipólito Yrigoyen acepta las condiciones humillantes del pacto firmado entre el vástago del general Roca y Walter Runciman en los albores de la Década Infame.
La crisis de identidad de la oligarquía después de que su socio imperial la abandonara a su suerte, no ha sido suficientemente analizada por la historiografía y constituye uno de los fenómenos más interesantes de una época que pronto tocaría a su fin.
Hola Pablo, muy buena tu nota.
Muchas gracias!