Memorias de la ciudad puerto

Por Pablo Sartirana

En tiempos del Virreinato del Río de La Plata un grupo de contrabandistas espera en las barrancas del actual Parque Lezama la llegada de barcos con tejidos y abalorios provenientes de Manchester y Liverpool. La pandilla del Barranco –bajo ese nombre se hicieron conocidos- es el antecedente directo de la burguesía comercial de Buenos Aires y su fundamento sociológico.

Expertos en eludir controles aduaneros, su debilidad de origen se manifiesta en su improductividad como clase social. Su método de acumulación dista mucho del descrito posteriormente por Marx en El Capital. Burgueses sin burguesía, ajenos al clima de época revolucionario, al principio apoyan la Independencia con el único objetivo de legalizar su actividad.

De contrabandistas a importadores, de Parque Lezama a Los Abrojos, la pandilla del Barranco diseñó un país a medida de sus miedos y ambiciones. Cuando se hizo con el poder político hace doscientos años iniciaba una larga guerra contra las Provincias. Primero, Buenos Aires secuestró las rentas aduaneras y prohibió la libre navegación de los ríos interiores. Después, enajenó la Banda Oriental. Finalmente, en sociedad con la burguesía portuaria montevideana, el imperio del Brasil y Gran Bretaña, exterminó a casi todos los paraguayos en 1870.

Esta clase social dominante nacida de los bajos fondos de la ciudad puerto trocará en oligarquía después de Pavón, se mimetizará con los intereses ganaderos de la Provincia de Buenos Aires y alcanzará su síntesis histórica en la figura de Bartolomé Mitre.

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