El show de los orcos. Por Gabriel Sanchez

Cuando Macri dijo: “Los orcos van a tener que medir muy bien cuando quieran hacer desmanes en la calle”. Los progresistas emocionales y los intelectuales populares, rápidamente salieron a decir: “¡Sí! Somos los orcos”, grave error, que nace de su propia vanidad.

En primer lugar, se cometió el grave error de dejar que el enemigo te defina. Si la lucha de todos estos años fue por la autopercepción y la autodefinición, no podes dejar que el enemigo te ponga un nombre, que te defina. El segundo error, es que el progresismo aceptó pelear en un campo que no tiene ni idea, que es el del lenguaje mitológico. Lenguaje que dicho sea de paso, Milei y sus acolitos lo manejan muy bien.

Gran parte del kirchnerismo salió corriendo a sus plataformas a mirar el “Señor de los Anillos” para entender ¿Qué carajo era eso de los orcos? Y mientras Gandalf rebanaba cabezas de orcos con su espada, o veían cómo se comían entre ellos, el progresismo se pregunta: “¿Eso somos?”

Cuando dicen las fuerzas del cielo. O hablan de orcos y profecías. O citan a Moisés, lo que en realidad están haciendo es trasladar el lenguaje mitológico, al debate social. El antropólogo Joseph Campbell, en su libro sobre los mitos dice:

-Éste es nuestro problema como individuos modernos, “ilustrados”, para quienes todos los dioses y los demonios han sido racionalizados como inexistentes. Sin embargo, en la multitud de mitos y leyendas que se han conservado o reunido de diferentes partes de la Tierra, podemos ver delineado algo de nuestro tránsito todavía humano.

Ahora, ese progresismo ilustrado y los intelectuales de izquierda materialistas, que tomaron con humor el mote de “orcos”, se encuentran transitando el campo de la mitología por primera vez. Al igual que los libertarios, pero la principal diferencias es que ellos si se lo toman en serio.

Se lo toman tan en serio que Bertie Benegas Lynch se pasea con un frasco de agua bendita y Adorni cita profecías de Parravicini en plena conferencia de prensa y Milei se creé profeta y Karina atraves de las interacciones con Conan se las confirma.

Y una gran parte de la sociedad desprovista de todas aspiraciones individuales o colectivas sucumbió ante el discurso de atravesar el desierto, pero con un fin mayor, uno superior. Ya no para mantener un subsidio de colectivo o de la luz, o el precio de la carne por tres meses. Es para llegar a la “tierra prometida”, y sea lo que sea que signifique eso, en el uso del lenguaje mitológico, suena genial.

  Y el último error, que capaz muchos no saben, es que los orcos pierden, siempre pierden.

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